El tema divisibilidad tiene que ser estructurante, generador de estructuras conceptuales que permitan comprender, investigar y sacar conclusiones en torno a múltiplos, divisores y sus propiedades. La idea no es aprender algoritmos o definiciones vacías, sino fortalecer la construcción de conceptos.
“La aritmética es una ciencia cotidiana, capaz de atraer a cualquier persona que posea solo un poco de curiosidad. Observemos cómo las revistas de entretenimientos numéricos llaman la atención de mucha gente a veces con poca instrucción. ¿Por qué no explotar ese germen de curiosidad que posee la gente joven y los niños en especial? Hay que evitar llenar la cabeza de los alumnos con fórmulas y teoremas sin darles la oportunidad de pensar libremente, invitándolos a imaginar. La verdadera fuerza de la matemática es la creación: luego, si se quiere, se puede hablar de rigor, formalismo, didáctica o lo que sea” (Gentile, 1985, p.1).